+8000

Noticias

Un guía de montaña en el Mont Blanc (parte II) ¿TE GUSTA? COMPÁRTELO

Un guía de montaña en el Mont Blanc (parte II)

15 febrero, 2021

Por fin llega la segunda parte de «Un guía de montaña en el Mont Blanc». En este artículo os hablaré de cómo realizamos el ascenso. ¡Espero que lo disfrutéis tanto como yo!

Cómo realizamos el ascenso

Pisar la cima de este gigante alpino siempre será una gran empresa. Su cima a 4.810 se levanta casi 3.000m desde la población de Chamonix como una gran catedral de hielo y agujas de roca.


El ascenso se puede hacer de varias maneras, desde programas “Express” en un solo día y desde Chamonix sin el uso de remontes mecánicos y en tiempos muy rápidos hasta otros más progresivos y adaptados en varios días en los que se va subiendo poco a poco y se duerme una o dos noches en los diferentes refugios del macizo.


Hay muchas rutas para escalar esta montaña pero todas parten desde el lado Francés y el Italiano. Las mayoría de los alpinistas utilizan la ruta normal por la Aguja de Gouter, también hay muchos que eligen la ruta de los cuatro miles, mas larga y expuesta según las condiciones y por la cara sur tenemos la ruta del Papa o normal Italiana, muy larga también y con el aliciente añadido de no tener ninguna ayudada de remontes mecánicos para su ascenso, lo que la hace una actividad muy atractiva por la pocas personas que la escalan en comparación con las otras vías.


Lo habitual es hacer un programa de aclimatación a la altura, la duración de esto es de 5 o 6 días, 2 o 3 de aclimatación y 3 para el intento de cima.


Los dos primeros días realizamos varias escaladas de preparación en los alrededores del Mont Blanc. En este periodo nos ponemos a prueba de cara a las futuras dificultades técnicas que nos encontraremos y chequeamos que la condición física de los alpinistas es el requerido.


De manera progresiva pondremos a prueba los nervios y la destreza en terrenos aéreos y de cierta dificultad técnica, tanto en roca como en nieve y hielo de los aspirantes.
También en estos días de una forma natural, forjaremos un lazo de confianza mutua entre los alpinistas y el guía, algo muy necesario para afrontar el esfuerzo y compromiso que requiere para la ascensión.

Vamos hacia arriba


La aventura comienza subiéndonos al tranvía de Mont Blanc. Un tren cremallera que data su primera construcción de 1909 y que asombra el saber que la idea original era llegar con él hasta la misma cima de Mont Blanc.
Desde Nido de Águilas a 2.370m donde nos deja el tren, comienza la caminata que en unas dos horas de sendero sin mas dificultades nos deja en el refugio de Tete Rousse a 3.175m. Sobre nuestras cabezas se levanta la cara Oeste de la Aiguille de Gouter con su refugio en misma cumbre. Sobrecoge ver el recorrido de mañana que desde aqui parece una pared casi vertical.

El día cumbre


El despertador suena en el refugio de Tete Rousse a las 01:15 de la noche, me asomo por la ventana para ver qué noche hace y me tranquiliza ver el cielo estrellado.
El día de cumbre es el día más importante. Hay que intentar que todo este de cara, el tiempo, las condiciones de la montaña y el estado de forma de los clientes.


Después de vestirme lo primero que hago es salir a la puerta del refugio para ver qué tiempo hace, viento, temperatura y chequear bien el cielo en busca de signos que me indiquen algo de las condiciones en altura, por lo menos hasta done puedo ver.


Hoy parece estar todo en calma, miro hacia abajo y veo las luces de las casitas de los pueblos todavía encendidas en mitad de la noche. Imagino por un momento a mi mujer Esther y mi hijo pequeño Marc durmiendo juntos allí abajo. Inhalo una gran bocanada de aire fresco y me invade una presentimiento de que todo va a ir bien.


Terminamos de desayunar, nos equipamos y salimos con la típica prisa y nervios de los primeros momentos de un día que va ser muy intenso. Estamos ya encordados pues en media hora tendremos que cruzar el Couloir, también llamado coloquialmente como “ la Bolera “.


Este es uno de los lugares más expuestos del ascenso y marca el comienzo de las dificultades técnicas.


El Couloir es una gran canal de casi 1.000m de recorrido llena de piedras sueltas como televisores que arranca desde la misma cima de la Aiguille de Gouter a 3.863m y termina unos cientos de metros por debajo del lugar por el qué tenemos que atravesar. A veces este paso esta nevado y otras es todo en roca, lo que nunca cambia es el gran peligro por impacto de piedras venidas de lo más alto de esta canal por lo que habrá que asegurase antes de atravesar esta parte de que no baja ninguna piedra y pasar muy rápido para reducir el tiempo de exposición.

Después de esto toca escalar un espolón rocoso de casi unos 600m de desnivel en el que aun que no hay grandes dificultades nos pondrá a prueba nuestra destreza y capacidad aeróbica hasta llegar al refugio de Gouter a 3.815m. En este tramo de la ascensión encontraremos algunos cables y peldaños de hierro, equipados por los guías de Chamonix y Sant Gervais que nos facilitan la progresión en las zonas más verticales.


Dos horas de escalada y llegamos a la cumbre de la Aiguille de Gouter donde esta enclavado como una nave espacial el mítico refugio de Gouter. Dejamos en este refugio algo de peso extra que no queremos llevar hasta arriba innecesariamente un trago de té de nuestros termos y sin más demora salimos para arriba.


Desde aquí hasta la cima el entorno es grandioso y sobrecoge sus dimensiones glaciares. A pesar de este cambio ya no encontraremos casi dificultades técnicas, el efecto de la altura sumado a las bajas temperaturas y a veces el fuerte viento o incluso la nieve nueva caída esa misma noche, será la prueba a superar.


Primera etapa llegar al Dome de Gouter a 4.304m desde aquí una corta bajada que nos irá perfecto para recuperar un poco las piernas y el aliento.


Después una inclinada de pala de nieve o hielo según el momento del verano llegaremos a la cabaña de emergencia de Vallot a 4.362m, una caja de zapatos metálica instalada en este collado en 1892 financiada en parte por Joseph Vallot conocido astrónomo, geólogo y glaciólogo de la época que quedo prendado por el Mont Blanc.


La llegada a Vallot suele coincidir con el comienzo del amanecer. Un fina linea de color violeta aparece por el horizonte. Este momento es el comienzo de las horas mas frías del día. Toca abrigarse con toda la ropa.


Desde este punto hasta la cumbre nos separa una afilada arista de nieve denominada Las Bosses. Nuestros crampones muerden el hielo y la nieve que suenan con un ruido acorchado y seco por el intenso frío.


La luz del nuevo día nos sorprende poco a poco y sin darnos cuenta ya no es necesaria la luz de nuestros frontales para progresar. Comenzamos la arista de las Bosses. Ultima parte antes de esta ascensión. Un afilado paso de nieve de casi un kilómetro que separa Italia y Francia a cada lado.


El abismo es sobrecogedor, casi 3.000m de vacío a cada lado. Llegados a este punto ya no hay marcha atrás. La cima esta al alcance de la mano, o al menos eso parece, y a pesar de lo intenso que se siento el frio en manos y pies sumando al cansancio por las horas de actividad y el efecto de la altura y la falta de oxígeno todo el que llega aquí no para hasta llegar a la cima.


Los primeros rallos del amanecer nos sorprenden minutos antes de llegar a la cima, la arista pierde pendiente y se hace mas suave poco a poco hasta llegar a un gran plató de nieve con huellas recientes en la nieve de las primeras cordadas que llegaron delante de nosotros.


Lanzo mi piolet de un golpe clavándolo en la nieve en señal de victoria y nos fundimos los tres en un fuerte y emocionado abrazo. Miramos alrededor el sobrecogedor paisaje. Mis compañeros me dan las gracias de una manera tan sincera que no puedo hacer otra cosa de devolverles el agradecimiento de la misma manera y no puedo evitar sentir una intensa emoción de satisfacción y profundo agradecimiento por lo afortunado que soy.


Todos los Alpes están bajo nuestros pies.


Estamos en la cima del Mont Blanc.

Michel González, Guía Alta Montaña UIAGM.